Como lo expliqué acá, hace 2 meses tuve un pequeño problemita con el Windows Live Mail de escritorio que me dejó con absolutamente todos los mensajes no leídos, marcados como leídos. Un mes después, me volvió a pasar lo mismo.

Un segundo mes después, o sea, la semana pasada, si bien no fue exactamente lo mismo, Windows Live Mail se volvió a mandar una de las suyas. No fue con la parte de los mails sino con la de las fuentes. Es que, además de usar el programa para leer los mails, yo (¡iluso!) lo uso para leer las fuentes. Otro grave error.

El programa me hizo una pregunta similar a la que hacía Outlook Express acerca de hacer un backup de los mensajes para que carguen más rápido. Previendo que el mundo entero iba a cliquear “No” como pasaba con Outlook Express por los archiconocidos problemas que traía, le agregaron una aclaración, algo así como “Sus mensajes no se perderán ni serán comprimidos”. Con eso me compraron. Cliqueé “Sí”.

Hasta ahí todo bien. Todo bien hasta que fui a la parte de Fuentes. Yo tenía todo bien ordenadito en distintas carpetas, y a lo largo de estos días me llamaba la atención que no se actualice ninguna fuente, ningún blog. ¿Qué fue lo que pasó? Se dejaron de actualizar las fuentes que estaban adentro de las carpetas, y se empezaron a actualizar todas afuera de todo, de modo totalmente desorganizado. Yo no las veía porque están ordenadas abajo de todo.

Con esto dije “bingo” y llegué a la conclusión de que ese programa es una verdadera bosta. No, ¡ni siquiera!, porque el excremento de caballo sirve como abono, mientras que esto no sirve para nada. Decidí de a poco ir pasándome a servicios web varios (lo cual seguramente se traducirá en un futuro en hacerme adicto y/o dependiente de Google), y en vez de empezar por Gmail, empecé por Google Reader. Voy a probar qué onda, voy a tratar de acostumbrarme, y más adelante les cuento.